Libro II
Batalla de Mactán y traición de Cebú
Desobediencia de Enrique de Malaca
Después del yantar, envió el rey cristiano a inquirir --con nuestro consentimiento-- cerca del de Matan si no querrían entregar el cuerpo del capitán con los de los otros caídos: que, a cambio, se les daría cuanta mercancía apeteciesen. Respondieron que no se entregaba tal hombre, como pensábamos, y que no lo devolverían por la mayor riqueza del mundo; antes querían conservarlo, para su memoria.
Apenas murió el capitán, los cuatro hombres que teníamos en el poblado para la adquisición de víveres hicieron subir éstos a bordo. Nombramos después dos : , portugués, pariente del capitán y Juan Serrano, español.
Nuestro intérprete, que se llamaba Enrique, por haber resultado ligeramente herido, no bajaba ya a tierra para resolver las cosas necesarias, sino que solía permanecer tumbado bajo una tolda. Por lo que Duarte Barbosa, gobernador de la nao capitana, le reprendió a gritos, advirtiéndole que no por la muerte de su señor, el capitán, quedaba libre, sino que ya se encargaría él de que, apenas de regreso en España, pasase a servir a doña Beatriz, mujer del capitán general; amenazole con que, si no bajaba a tierra, había de mandarlo azotar. Levantose el esclavo, pareciendo obedecer a tales palabras, y bajó a tierra a transmitir al rey cristiano que querían marcharse pronto. Pero que, si querían concertarse con él, él se apoderaría de los barcos y de la carga toda; de manera que organizaron una traición. El esclavo volvió a bordo, aparentemente más activo que antes.