Libro III
Alianza con rey de Tadore
Tragedia de Francisco Serrano
No hacía ocho meses aún que había muerto en Terenate un , portugués, capitán general del rey de Terenate contra el rey de Tadore, quien atacó con tal pericia, que el de Tadore hubo de entregar a su rival una hija en matrimonio, más casi todos los hijos de los principales en rehenes (de aquella hija había aquel sobrino del actual rey de Tadore). Después, concertada entre ellos la paz, habiendo venido a Tadore un día Francisco Serrano para comprar clavo, hízolo envenenar el rey de aquí con aquellas hojas de betrel. Sobrevivió sólo cuatro días; su rey quería enterrarlo según sus ritos, pero servidores del difunto no lo consintieron... Dejó un hijo y una hija pequeños, de una mujer que raptó en Java Mayor, y doscientos bahar de clavo.
Serrano fue un gran amigo y pariente de nuestro inolvidable capitán general, y verdadera causa de que se decidiera éste a su empresa, porque, en más de una ocasión, encontrándose el nuestro en Malaca, habíale escrito hallarse él aquí. , rey de Portugal a la sazón, negose a aumentar, como proponía nuestro capitán general para sus beneméritos, la soldada de sólo un testón al mes; por lo que hubo de pasar a España éste, obteniendo de la Sacra Majestad todo cuanto supo pedir. A los diez días justos de la muerte de Francisco Serrano, el rey de Terenate, por nombre rajá Abuleis, se permitió expulsar a su yerno, rey de Bachian, y la mujer de éste, olvidando ser su hija, le envenenó bajo pretexto de concluir paces. Murió a los dos días, dejando nueve hijos, cuyos nombres son éstos: Chechil Momuli, Iadore Vunighi, Chechili de Roix, Cili Manzur, Cili Pagi, Chialin Chachilin, Cathara, Vaiechu Serich y Calano Ghapi.
El lunes 11 de noviembre, uno de los hijos de rey de Tarenate, Chechili de Roix, vestido de terciopelo encarnado, acercose con dos praos a las naves, golpeando los agons, pero no quiso subir. Traía consigo a la mujer, a los hijos y más efectos de Francisco Serrano.
Al enterarse de quién era, enviamos a preguntar al rey si debíamos recibirle, ya que estábamos en puerto suyo. Respondionos que a nuestra decisión. El hijo del rey, notándose en entredicho, distanciose algo de las naves; nos acercamos entonces en falúa, para entregarle un paño de oro y seda indio, con algunos cuchillos, espejos y tijeras.
Aceptolo con cierto desdén, y fuese. Traía consigo a cierto indio cristiano, llamado Manuel, servidor de un Pedro Alfonso de Lorosa, portugués, que, después de la muerte de Francisco Serrano, pasara de Bandan a Tarenate; el servidor, por saber hablar portugués, subió a las naos, y nos dijo que, si bien los hijos del rey de Tarenate eran enemigos del de Tadore, no por ello dejaban de considerarse siempre al servicio del rey de España.
Enviamos una carta a Pedro Alfonso de Lorosa, por mediación de ese criado, manifestándole que debía venir sin resquemor alguno.