Libro IV
Arribo a España
Peregrinación de los sobrevivientes y gira por cortes europeas
El sábado 6 de septiembre de 1522, entramos en la bahía de Sanlúcar; no éramos ya más que dieciocho, la mayor parte enfermos. El resto de los sesenta que partimos de Maluco... quién murió de hambre, quién evadiose en la isla de Timor, quiénes fueron ejecutados por sus delitos.
Desde que abandonamos esta bahía hasta la jornada presente, habíamos recorrido más de 14.460 leguas, y logrado la circunvalación del mundo, de levante a poniente. El lunes 8 de septiembre, echamos el ancla junto al muelle de Sevilla y descargamos la artillería completa.
El martes, todos, en camisa y descalzos, fuimos -sosteniendo cada uno su antorcha- a visitar el lugar de Santa María de la Victoria y de Santa María de la Antigua.
Partiendo de Sevilla, pasé a Valladolid, donde presenté a la sacra Majestad de Don Carlos no oro ni plata, sino cosas para obtener mucho aprecio de tamaño señor. Entre las otras, le di un libro, escrito por mi mano, con todas las cosas pasadas, día a día, en nuestroviaje. Fuime de allá lo mejor que pude, pasando a Portugal por explicar al cuanto viera. Regresando por España, vine a Francia; e hice don de algunas cosas del otro hemisferio a la madre del cristianísimo , . Al cabo, regresé a esta Italia, donde me di a mí mismo -así como éstas mis pocas fatigas- al Ínclito e Ilustrísimo Señor Felipe Villers Lisleadam, dignísimo Gran Maestre de Rodas.
El Caballero Antonio Pigafetta