Libro II
Comercio y alianzas con los reyes de Limasawa y Butuán
Primeros contactos en Limasawa
Por haber visto fuego la noche anterior en una , en la mañana del jueves 28 de marzo, se ancló frente a ésta y observamos que una barca reducida --que llaman allá boloto--, con ocho hombres de tripulación, acercábase a la carabela capitana. Un , que era de Sumatra (llamada anteriormente ), les habló e inmediatamente le entendieron. Arrimáronse a nuestro casco, pero en modo alguno quisieron subir, mostrándose recelosos. Notando el capitán esa desconfianza, les arrojó una barretina encarnada y otras cosas, atadas sobre un pedazo de tablero. Alcanzáronlo muy alegres e inmediatamente emprendieron la vuelta para avisar a su rey. A las casi dos horas, vimos venir dos balangai (así las llaman y son embarcaciones mayores) llenas de gente; en la más amplia, bajo un dosel tejido, venía sentado su . Cuando se encontraban junto a la capitana ya, le habló el esclavo. El rey lo entendió, pues por aquellos parajes los reyes conocen más idiomas que sus súbditos. Ordenó que algunos de éstos subiesen, pero sin abandonar él nunca su balangai, a poca distancia nuestra.
Aguardaba el regreso de sus emisarios y, apenas ocurrido, dio media vuelta. Hizo el capitán general grandes honores a cuantos subieron a la nave y aun dioles alguna cosa, por lo que el rey, antes de irse, quería entregar al capitán una barra de oro grande y una espuerta llena de jengibre. Pero él, agradeciéndolo mucho, no quiso aceptar. Al atardecer, acercamos la nave a los recintos del monarca.